Nuestra vida está llena de porqués. Somos muy buenos argumentando las razones que nos han llevado a hacer lo que hacemos, a justificar ser lo que somos. A menudo los porqués van cargados de razones que satisfacen a la mente, pero no al corazón.
“Voy a trabajar porque necesito cobrar a final de mes” , “Estudio porque es lo que se espera de mí en este momento” “Hago X porque algo tengo que hacer ” son frases que se pronuncian a diario.
Sin embargo el enfoque de la vida cambia si nos preguntamos el para qué. Estas dos palabras nos ayudan a encontrar un propósito, a añadir emoción a la vida, encontrar la manera de vencer las excusas ,comenzar a actuar y seguir en el camino a pesar de los contratiempos.
Te cuento un ejemplo real….